8DP,B.Pentecostés - 2009 (Mulet)
Pentecostés es la fiesta del Espíritu Santo. Pero actualmente resulta embarazoso hablar del Espíritu, porque ante la palabra "espíritu" surge frecuentemente una resistencia que brota de ciertos prejuicios, de carácter ideológico unos, y de índole emocional otros. Todo ello provoca malentendidos y una visión reduccionista de la fe. El cristianismo, la fe en Jesús, es una religión que prima el valor del espíritu, ciertamente; pero no es "espiritualista", desencarnada o inhumana. Pues no niega ni minusvalora el sentido, la necesidad y la autonomía de lo terreno y corpóreo, sino que lo asume y lo proyecta desde dentro con dimensión trascendente.
La secuencia "Ven, Espíritu divino" de Pentecostés resume la situación de vacío existencial de los hombres de nuestro mundo. En esa vibrante oración al Espíritu de Dios se dice: "Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento".
El hombre se hace humano en la medida en que se abre a Dios y a los demás. Bajo la acción del Espíritu se encuentra y reconcilia con Dios y consigo mismo; y se abre a la comunión gozosa con él y con los demás como hermanos.
¡Cuántos miles y millones de creyentes celebramos hoy Pentecostés! ¿Se va a notar mañana que se han abierto nuestras puertas y ventanas al mundo de los hombres nuestros hermanos?
¡Ven, Espíritu Santo; llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor!
¿Qué la fuerza del Espíritu nos inunde y nos dé la fuerza para seguir adelante!
Un fuerte abrazo,
Francesc Mulet
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