Tuesday, April 28, 2009

PRP,B - 2009 (Mulet)

Domingo de resurrección
Francesc Mulet, escolapio

La resurrección de Jesús es el misterio central de nuestra fe y dato cierto y real, aunque no verificable por los métodos de las ciencias. Resulta fácil comprobar por los documentos de la historia que Jesús de Nazaret vivió en Palestina en un determinado tiempo y que murió crucificado en Jerusalén. ¿Pero en qué nos basamos para afirmar y creer que también resucitó de entre los muertos?

No ciertamente en la verificación de este dato cierto con los métodos y comprobaciones de la historia como ciencia. Pues este método, además de no conducir de por sí a la fe, que es don de Dios, es inaplicable al acontecimiento de la resurrección de Jesús por ser éste un dato más allá de la historia, un hecho que la trasciende. La condición o vida nueva de Cristo resucitado resulta inaccesible al sentido y a la imaginación. Sencillamente, es un misterio de fe, aunque dato real; es obra divina con las dimensiones propias de Dios. Como reza el Salmo responsorial: Es el Señor quien lo ha hecho; esto ha sido un milagro patente.

Aunque es inútil pedir y buscar pruebas racionales o "científicas" del hecho y del modo de la resurrección de Jesús, nuestra fe en ella no es irracional, ilusoria, ni visceral. Creemos basados en el testimonio de los apóstoles que fueron testigos oculares de Cristo resucitado. Como tales se proclaman desde el principio del kerigma apostólico. Testigos tan cualificados como indica esa palabra en griego: "mártires" que dieron su vida por anunciar y testimoniar el evangelio, la buena nueva de "Jesucristo, muerto por nuestros pecados, y resucitado por nuestra salvación", según la formulación teológica y síntesis paulina del misterio pascual de Cristo (Rom 4,25).

Su testimonio es fidedigno, por tanto, y de plena credibilidad; es la base de la fe de cuantos no vimos personalmente a Jesús, pero creemos en él como Señor de la creación y de la historia humana y Juez de vivos y muertos, que da vida eterna a cuantos lo aceptan por la fe. ¡Dichosos los que crean sin haber visto! Desde entonces la fe de los apóstoles, el credo apostólico, es la fe del pueblo de Dios, que somos nosotros.

Feliz Pascua, hermano,
Francesc Mulet

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