Monday, November 29, 2010

1DA.A - 2010 (Mulet)

Francesc Mulet

Comenzamos hoy simultáneamente el tiempo de adviento y el año litúrgico. El adviento es polivalente. Por una parte, se orienta a la celebración de la primera venida histórica de Cristo en carne mortal; pero, por otra, nos remite también a su venida última en poder y gloria, sin perder por ello la perspectiva del presente en que se realizan las continuas venidas de Dios en los acontecimientos diarios de la historia personal y comunitaria.

La utopía mesiánica de la paz universal que proclama el profeta Isaías -“de las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas”- se hace realidad en Cristo Jesús, a quien el adviento cristiano proclama Mesías y Príncipe de la paz

El adviento, más que un tiempo limitado a cuatro semanas del calendario, es una actitud permanente, un estilo de vida para el cristiano, un proceso de liberación siempre en marcha hacia Dios, hacia los hermanos y hacia el mundo como lugar teológico de la presencia y acción salvadora de Dios. El adviento es también la hora apremiante de Dios.

El estilo vigilante del adviento inacabado es lo que distingue al creyente. Porque el adviento es la iniciativa constante de Dios mismo que viene a nuestro encuentro para confiarnos una tarea apasionante y siempre inacabada: la construcción del mundo y del hombre nuevos. Por eso el adviento es realidad presente y esperanza futura, es respuesta al vacío existencial de muchos, es razón para vivir, amar y esperar a pesar del desencanto y el cansancio de la vida.

Así que ánimo que está cerca nuestra Salvación.

Un abrazo,
Francesc Mulet i Ruís

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