Wednesday, July 28, 2010

15DO.II,C - 2010 - (Mulet)

Francesc Mulet, escolapio

El amor es el contenido y el espíritu de la ley de Dios, expresada en sus mandamientos. Lo que no tiene claro el letrado es quién constituye su prójimo, porque la respuesta de las escuelas rabínicas no era uniforme. Todos coincidían en afirmar que todo compatriota judío era prójimo, incluidos los prosélitos; pero disentían en las exclusiones. Para dilucidar quién es el prójimo, Jesús no le contesta en el plano teórico en que él se ha colocado, sino con un ejemplo práctico: la bien conocida y comúnmente llamada parábola del buen samaritano.

Importa destacar en el texto evangélico de hoy la insistencia de Jesús en los conceptos "amor" y "vida", equiparándolos. Cuando al principio el letrado pregunta: ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?, después de contestarse él mismo con toda exactitud sobre el amor a Dios y al prójimo, Cristo le dice: Haz esto y tendrás la vida.

El sacerdote, el levita y el samaritano son los transeúntes de la parábola. De los tres, solamente el samaritano tiene esa vitalidad del amor que no repara en molestias ni en complicarse la vida por los demás. Aviso para los que piensan que su piedad y religiosidad les permite "poseer" a Dios, ser prudentemente egoístas y tener malos modos, frialdad o mal carácter con los demás. Perderíamos el tiempo si buscamos a Dios solamente en el empeño ascético, en las prácticas religiosas y en largas horas de meditación y oración alejadas de la vida y de los hermanos.

Si algún texto bíblico habla por sí mismo, es el de hoy; hermoso resumen de todo el evangelio de Jesús, porque amar al hermano es lo propio y característico del discípulo de Cristo. La práctica eficaz e indivisible del amor a Dios y al prójimo, sin restricciones ni exclusivismos, es lo que define la religión que Jesús fundó. Cristo mismo es el buen samaritano que ama a la humanidad caída; su persona y su ejemplo nos están enviando continuamente al mundo en misión de amor, un amor que da vida. Éste es, por tanto, el testimonio más directo y válido.

De momento interrumpo con este envío nuestra comunicación semanal.

Te deseo un feliz verano y que puedas descansar. Oremos mutuamente.

Un abrazo fraterno,

Francesc Mulet

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