Thursday, May 27, 2010

9DO.II,C - Trinidad - 2010 (Mulet)

Francesc Mulet, escolapio

La Trinidad es la Fiesta del Misterio de Dios, que es Amor. Todas nuestras celebraciones y todas nuestras oraciones las comenzamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y las terminamos bendiciendo al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Nuestra vida está marcada por este Misterio.

Según Pagola, hemos de vivir a Dios desde Jesús. Para Jesús, Dios es un Padre en cuyo corazón ocupan un lugar privilegiado los más pequeños e indefensos, los olvidados por la sociedad y las religiones: los que nada bueno pueden esperar ya de la vida. Este Padre no es propiedad de los buenos. «Hace salir su sol sobre buenos y malos». A todos bendice, a todos ama. Para todos busca una vida más digna y dichosa. Por eso se ocupa de manera especial por quienes viven «perdidos». A nadie olvida, a nadie abandona. Nadie camina por la vida sin su protección.

Jesús es el Hijo de Dios. El Hijo querido de ese Padre, pero, al mismo tiempo, nuestro amigo y hermano. Es el gran regalo de Dios a la humanidad. Siguiendo sus pasos, nos atrevemos a vivir con confianza plena en Dios. Imitando su vida, aprendemos a ser compasivos como el Padre del cielo. Unidos a él, trabajamos por construir ese mundo más justo y humano que quiere Dios.

Por último, desde Jesús experimentamos que el Espíritu Santo no es algo irreal e ilusorio. Es sencillamente el amor de Dios que está en nosotros alentando siempre nuestra vida, atrayéndonos siempre hacia el bien. Ese Espíritu nos está invitando a vivir como Jesús que, «ungido» por su fuerza, pasó toda su vida haciendo el bien y luchando contra el mal.

Un abrazo,
Francesc Mulet

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