5DPC - 2010 (Mulet)
Francesc Mulet, escolapio
El mandato del amor fraterno es el testamento y la herencia del Señor. Por voluntad expresa de Cristo es el amor la señal de identificación de sus discípulos; y signo también de su presencia invisible, pero real y perenne, entre nosotros.
¿Qué es lo que nos distingue a los que creemos en Cristo? El distintivo de cristiano en un mundo sumido en la increencia es la fe que actúa por la caridad. Aunque está bien y es bueno, el distintivo radical de lo cristiano no es, en primer lugar: pertenecer a una Iglesia o confesión religiosa con sus dogmas y tradiciones doctrinales, su organización, leyes e instituciones; ir a misa y a otras celebraciones cultuales y devocionales; recitar el credo y determinadas oraciones; entregar diezmos y limosnas; y menos todavía, un comportamiento socioeconómico o una ideología política propia. No; todo esto son "señales" del creyente, pero no es "la señal".
Lo que nos identifica como tales ante los demás es, según Jesús, el amor suyo que comunicamos a los demás hombres, nuestros hermanos. No podemos inventarnos otra señal distinta de la que él nos marcó.
Sólo nos diferenciaremos de los demás si amamos a los hermanos sirviéndoles, perdonándolos, dedicándoles nuestra atención y nuestro tiempo, comprendiéndolos en sus penas y alegrías, desterrando de nuestro estilo de ser y actuar la soberbia y el menosprecio, el desdén y la prepotencia, la desconsideración y el olvido, el desamor y el egoísmo.
Todavía impactados por la inesperada muerte de nuestro hermano Vicent Faus, recojamos la antorcha de la esperanza y vayamos adelante en el seguimiento del Señor.
Un abrazo,
Francesc Mulet
El mandato del amor fraterno es el testamento y la herencia del Señor. Por voluntad expresa de Cristo es el amor la señal de identificación de sus discípulos; y signo también de su presencia invisible, pero real y perenne, entre nosotros.
¿Qué es lo que nos distingue a los que creemos en Cristo? El distintivo de cristiano en un mundo sumido en la increencia es la fe que actúa por la caridad. Aunque está bien y es bueno, el distintivo radical de lo cristiano no es, en primer lugar: pertenecer a una Iglesia o confesión religiosa con sus dogmas y tradiciones doctrinales, su organización, leyes e instituciones; ir a misa y a otras celebraciones cultuales y devocionales; recitar el credo y determinadas oraciones; entregar diezmos y limosnas; y menos todavía, un comportamiento socioeconómico o una ideología política propia. No; todo esto son "señales" del creyente, pero no es "la señal".
Lo que nos identifica como tales ante los demás es, según Jesús, el amor suyo que comunicamos a los demás hombres, nuestros hermanos. No podemos inventarnos otra señal distinta de la que él nos marcó.
Sólo nos diferenciaremos de los demás si amamos a los hermanos sirviéndoles, perdonándolos, dedicándoles nuestra atención y nuestro tiempo, comprendiéndolos en sus penas y alegrías, desterrando de nuestro estilo de ser y actuar la soberbia y el menosprecio, el desdén y la prepotencia, la desconsideración y el olvido, el desamor y el egoísmo.
Todavía impactados por la inesperada muerte de nuestro hermano Vicent Faus, recojamos la antorcha de la esperanza y vayamos adelante en el seguimiento del Señor.
Un abrazo,
Francesc Mulet
Labels: Ciclo C, Comentario, Domingo, Evangelio, Pascua
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