Tuesday, October 27, 2009

29DO.II,C - 2009 (Mulet)

Francesc Mulet, escolapio

Cristo contrapone dos estilos de autoridad diametralmente opuestos: mandar dominando, o bien servir sin factura. El primero era la idea original de los apóstoles y es el modelo habitual de la sociedad civil, por muy democrática que parezca; el segundo es el modelo de autoridad que Jesús quiere para su Iglesia y el que él practicó.

Voluntad de servicio, y no de poder, ha de ser hoy día el testimonio profético insoslayable de la comunidad cristiana como grupo y de cada fiel como discípulo. De hecho nos cuesta mucho desacralizar cualquier forma de poder y despolitizar la religión limpiándola de todo mesianismo terreno.

Todo esto por un lastre de siglos, e incluso milenios, con múltiples metamorfosis de un mismo embrión. Todas las culturas pre-cristianas conocidas sacralizaron el poder y divinizaron las personas de sus dirigentes. También la Iglesia, desde el s. IV con Constantino en Occidente y Teodosio en Oriente, y durante la alta Edad Media, sacralizó el poder de los emperadores y politizó o temporalizó el servicio espiritual de papas y obispos.

Por desgracia la situación se ha repetido a lo largo de la historia de la Iglesia cada vez que se ha deformado el sentido, ámbito y consumación del reino de Dios; un reino que no es del estilo político de los estados y gobiernos de este mundo, según dejó claro Jesús de Nazaret ante el tribunal de Pilatos. La confusión radica, en definitiva, en identificar reino de Dios y triunfo de la Iglesia.

La lección que Cristo enseña hoy a la iglesia toda, pueblo y jerarquía, es que la comunidad eclesial está al servicio del reino de Dios en el mundo de los hombres; y no para buscar la gloria de la Iglesia y, menos aún, los intereses temporales de la misma. Pues el reino de Dios no se identifica con el triunfo de la Iglesia, sino que la comunidad cristiana ha de estar al servicio de ese reino.

El mejor testimonio de la comunidad creyente en medio de nuestro mundo y la auténtica novedad del cristianismo hoy día será volver a las fuentes del evangelio, es decir a la persona y doctrina de Jesús, servidor paciente que rompe la malla asfixiante de la ambición de dominio, para optar con él por el servicio, la fraternidad y la solidaridad con los más humildes y marginados de la sociedad en que vivimos.

Que no decaiga nunca la esperanza cristiana. Ánimo y oremos unos por otros.
Un abrazo.
Francesc Mulet

Labels: , , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home