Tuesday, October 27, 2009

28DO.II,C - 2009 (Mulet)

Francesc Mulet, escolapio

El apego a los bienes endurece el corazón, como le pasó al joven rico del evangelio de hoy, dificulta las relaciones con los demás, enfría la fraternidad humana, nos cierra al compartir con el necesitado, entorpece la solución del problema del hambre y la pobreza en el mundo, despersonaliza al individuo al hacerlo esclavo y no señor de su dinero -sea mucho o poco-, y finalmente, a nivel cristiano, hace imposible el seguimiento de Cristo.

Aunque la opción voluntaria por la pobreza resulta difícil, venturosamente todo es posible para Dios. Él es capaz de hacer maravillas en quien se le abre totalmente. Quien se vacía de sí mismo ante Dios y se desprende del apego a los bienes terrenos podrá comprobar que, sorprendentemente, no le falta nada e incluso anda sobrado, como asegura el Señor al apóstol Pedro cuando éste le comenta que los discípulos han dejado todo por seguirlo.

Esta actitud de pobreza voluntaria que Jesús propone nos libera de la seducción de la riqueza y nos da total disponibilidad ante Dios y apertura generosa a los hermanos. Las investigaciones de los sicólogos sobre la felicidad humana, concluyen que ésta no es proporcional a la suma de riqueza, ocio y disfrute de la vida que uno pueda alcanzar, sino que consiste en sentirse realizado como persona. Tal sensación de plenitud personal no puede adquirirse ni comprarse con todo el dinero del mundo, como tampoco la sabiduría de la vida que orienta la conducta del hombre según el querer de Dios.

La enseñanza de Cristo no patrocina la miseria de la pobreza y del subdesarrollo como clima ideal para el reino de Dios y su justicia, sino el desprendimiento que sabe conformarse con lo necesario y compartir con los demás lo que se tiene, sin acaparar para sí ni incurrir en la idolatría del dinero como bien supremo. La liberación que tal pobreza supone nos capacita para el seguimiento de Cristo y la búsqueda prioritaria del reino. Porque, "¡qué difícil les va a ser entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero!"

Recemos unos por otros y a seguir adelante.
Francesc Mulet

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