Wednesday, January 14, 2009

Bautismo del Señor,N.B - 2009 (Mulet)

Francesc Mulet, escolapio

Estamos a punto de terminar este tiempo litúrgico.

La alegría navideña más profunda y auténtica no consiste -aunque la acompañe y exprese- en el belén, el nacimiento o el árbol de Navidad, la mesa familiar, la paga extra, la lotería o las treguas pactadas en nuestra guerra fría o abierta de resentimientos y competencias. La felicidad que mutuamente nos deseamos en Navidad radica en la entrada de Dios en nuestra historia.

Jesús viene a nuestro mundo con una finalidad bien concreta: hablar de Dios a los humanos, porque es su palabra, y hacerles hijos de Dios, pues él es el Hijo del Padre. Cristo se solidariza con el hombre, descendiendo a lo más profundo de la impotencia y debilidad que encierra el término bíblico de "carne", para levantar al hombre caído hasta la categoría de persona cabal, hijo de Dios y hermano de los demás.

Ésa es la meta final; pero para llegar a la medalla del triunfo hay muchos pasos que correr. Es una dicha cierta y real, no fantástica; pero no olvidemos que también es dicha condicionada a una respuesta de fe y amor por parte nuestra a la palabra escuchada. Nobleza obliga, obras son amores y no buenas razones, y amor con amor se paga, reza el proverbio. Porque somos objeto del amor del Señor, amemos nosotros a nuestra vez a Dios y a los hermanos con el amor con que él nos ama, pues Jesús, hablando del primer mandamiento, unió inseparablemente el amor a Dios y al hermano.

En buena parte, de nosotros va a depender la continuidad de la Encarnación de Dios, si no apagamos la luz que nos da la fe en Cristo y somos fermento de esperanza en nuestro grupo humano hoy y siempre, aquí y ahora.

De regreso de mi visita a los hermanos escolapios de Centro América y República Dominicana, doy gracias Dios por aquel pueblo, por aquella iglesia sufriente y joven. Y pido al Señor que ilumine los ojos de mi corazón, de nuestro corazón, para comprender cuál es la esperanza a la que nos llama.

Un abrazo fraterno,
Francesc Mulet, escolapio

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