2DP,A - 2011 (Mulet)
Francesc Mulet
Jesús resucitado ofrece a sus primeros discípulos y a todos nosotros su paz: “Paz a vosotros…” que estos días podamos permanecer en la paz del Resucitado.
La oscuridad y el miedo envolvían a aquellos que habían creído y habían seguido a Jesús. ¡Qué desilusión! Era el derrumbe de todos sus sueños y esperanzas. Les quedaba también la tristeza y el miedo a las autoridades judías. Ese miedo fue lo que hizo cerrar todas las puertas, “atrancar las puertas”... El miedo nos cierra a la Vida, a Cristo que es la Vida ofrecida siempre. El miedo bloquea lo mejor de nosotros mismos. El miedo nos lleva a rechazar y a condenar y nos impide amar. En el fondo de todas nuestras dificultades personales y relacionales está el miedo. ¿Por qué continuamos “con las puertas cerradas”...?
Toda comunidad se hace en referencia a Jesús. Jesús, Resucitado, es el centro de la Comunidad y el centro de nuestra vida. ¿Somos conscientes de que Cristo Resucitado es el centro de nuestra vida? Ojalá, estuviera siempre en el centro de nuestras familias, de nuestras comunidades y de nuestro corazón.
“Recibid el Espíritu Santo”. Es la fuerza de la Vida, es el signo de la fuerza de la Vida, el signo de la nueva creación y el envío a anunciar esta Vida, el perdón y la Paz para el mundo. Comienza la cultura del perdón. Necesitamos cultivar el diálogo, la comprensión y la misericordia.
“Si no veo en sus manos la señal de los clavo… no lo creo”. Y resulta que la vida, la belleza, y el amor, no se pueden percibir solo con la cabeza, sino desde el interior. Tomás da el paso definitivo a la confianza. Tomás, ha abierto su corazón de par en par a Aquel que es la Vida y adora a Cristo diciéndole: “Señor mío y Dios mío”. Sólo la dulce presencia del Resucitado puede hacernos superar nuestra falta de fe y de confianza.
Buen inicio de mes y ánimo en las tareas que lleves adelante.
Un abrazo cordial,
Francesc Mulet
Labels: Celebración, Ciclo A, Comentario, Domingo, Evangelio
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