3DP.C - 2010 (Mulet)

Francesc Mulet, escolapio

Después de su resurrección, Cristo se aparece a sus discípulos a orillas del mar de Galilea mientras éstos se ocupan en labores de pesca. En esta aparición, comprendidos sus dos momentos: pesca y comida, se verifican todas las constantes de las apariciones pascuales del Resucitado. A primera vista, falta el envío misionero; aunque, de hecho, está suplido con creces por el simbolismo misionero de la barca, la pesca, la red y los peces; detalles todos que apuntan la misión universal de la Iglesia.

Asimismo, la frugal comida que siguió a la pesca ha de entenderse en clave eucarística. Es el segundo nivel de lectura del pasaje que nos ocupa. Cuando los discípulos han descargado la red, Jesús les invita a comer del pan y del pescado que él les ha preparado sobre las ascuas, así como de los peces que han capturado. La redacción textual: "Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el pescado", repite el ritual de la multiplicación de los panes y los peces que, a su vez, es el mismo que el de la última Cena y el de Emaús. Como un eco del evangelio de hoy, desde el principio el pez fue signo y contraseña de Cristo en la iconografía y arte cristianos.

En la segunda escena del evangelio está la triple pregunta de Cristo a Pedro, después de su triple negativa en la noche de la traición. Es su oportunidad y su desquite. Es su triple investidura pastoral que consuma la rehabilitación con tal puesto de confianza. Pronto tuvo ocasión Pedro de testimoniarlo. Los apóstoles son azotados y vuelven contentos de haber sufrido por el nombre de Jesús.

Ánimo en el tiempo de Pascua.

Un abrazo,
Francesc Mulet