Wednesday, October 29, 2008

29DO,A - 2008 (Mulet)

Francesc Mulet

Lo más acertado para definir la conducta del cristiano en la sociedad civil es atender al ejemplo y la actuación de Jesús de Nazaret; porque también él fue ciudadano de un Estado. Frente a la autoridad Jesús mantuvo una actitud de lealtad, si bien crítica. Aunque cumplía las observaciones básicas de la ley mosaica: celebraba la pascua y demás festividades, frecuentaba la sinagoga, acudía al templo y pagaba el impuesto del mismo, etc., no obstante, fue un revolucionario religioso y doctrinal.

Aunque en ningún caso aparece Jesús como un revolucionario político, pues siempre rehusó el mesianismo temporal (es bueno releer “Jesús y los revolucionarios de su tiempo” Oscar Cullman. Madrid 1973). Él no aprobó la lucha armada de los zelotas; y jamás enseñó, ni permitió, ni usó la violencia, ni siquiera para defender su vida ante una condena injusta por parte de los poderes constituidos.

En su respuesta sobre el impuesto al César, Jesús no sacraliza la autoridad del que manda, pero sí le reconoce su derecho, y presenta la obediencia como un deber de los ciudadanos; por eso asiente al pago del impuesto. No obstante delimita el cometido del poder civil al ordenamiento del bien común de la sociedad, pues coloca el derecho de Dios y la obediencia al mismo sobre la sumisión al Estado, que queda también dentro de la ordenación general a Dios.

Por eso, en caso de conflicto es Dios quien debe prevalecer, como proclamaron los apóstoles ante el sanedrín. Y también por eso es legítimo el disentimiento, la objeción de conciencia, la oposición, la resistencia e incluso la desobediencia, en el caso de un Estado totalitario que se autodiviniza o de una ley civil que contradice los principios evangélicos o que no salvaguarda los derechos de las personas, tales como: ética, vida, familia, libertad de religión, de conciencia, de educación, etc.

El cristiano debe ser el mejor ciudadano. Nada de lo que debemos a Dios, se lo quitamos al César. Pero la fe religiosa no nos exime de dar a una autoridad estatal legítima y justa la obediencia y colaboración ciudadanas: pago de impuestos, cumplimiento de las leyes, responsabilidad cívica, participación democrática, crítica constructiva y solidaridad en la justicia.

Disculpa, pero en caso de que no estar interesado en estas presentaciones, te ruego que me lo indiques, para no agobiarte más.

Gracias,
Francesc Mulet i Ruís

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