Friday, November 17, 2006

CB - TOrdinario - D33 (Edu)

MATERIALES PARA UNA CATEQUESIS DE ESCATOLOGÍA Y HOMILIA.
Eduardo Abad, Escolapio
(no olvidéis: ¡HAY PAPELERAS!)

ESCATOLOGÍA
(último domingo y primero del año cristiano)

ULTIMIDADES - POSTRIMERÍAS - HECATOMBE - CATÁSTROFE - DESTRUCCIÓN – CATACLISMO – DEBACLE - DESASTRE – DEBASTACIÓN – ASOLACIÓN – ANIQUILACIÓN…

Y por qué seguir. A todo esto sonaba y aun suena cuando queremos hablar de lo que nos pasará al final de nuestra vida y del mismo cosmos.

Miedo, miedo, miedo. Y susto, susto y susto

A mi el susto y el miedo, aun no me ha salido del cuerpo y con dificultad me saldrá. Me lo metieron muy dentro de pequeño y adolescente. También de joven…

Pero soy capaz de hacer otra lectura de esta PALABRA de DIOS para que los nuevos cristianos sean seres humanos sin miedo, sin sustos, aunque yo lo siga teniendo, porque quienes me catequizaron con toda su buena voluntad, así lo aprendieron y así lo enseñaban y así lo vivían

NOTENGÁIS MIEDO aparece frecuentemente en labios de Jesús. Buscad vosotros las citas para llenaros de confianza y seguridad y nada de miedos y nada de sustos.

Juan Pablo II, el GRANDE, porque lo primero que nos dijo en su saludo al comenzar su pontificado fue: NO TENGÁIS MIEDO

Para un creyente cristiano todo lo que hay de catastrofismo en el mundo tiene un sentido positivo y esperanzador: el alumbramiento de un mundo nuevo y de una nueva creación”

“Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta.”

La higuera en esa situación anuncia el fruto inmediato.

También las situaciones de cambios por “nuevos alumbramientos” en la Humanidad nos anuncian que estamos ayudando a que esté más cerca la llegada al PUNTO OMEGA.

¿Por qué tienes miedo? Si él nos dice: “...yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”… “pongo mi vida por las ovejas” … “yo les doy la vida eterna, y no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano”. “No os angustiéis, ni tengáis miedo. Ya me oísteis decir que me voy y que vendré para estar otra vez con vosotros”.

Nos encaminamos al final del camino: el universo y nosotros.

Llegaremos a esa META que llaman algunos PUNTO OMEGA.

La META nunca es un MURO, donde se estrellan los que llegan a grandes o pequeñas velocidades. Esto no lo conciben ni los perversos, aunque lo puedan hacer.

La META es ese PORTALÓN, que al pasar del otro lado, te encuentras con todo cuanto has deseado y soñado en el camino: gloria, alegría, premios, ser alguien y “alguien importante” …

¿Por qué tenemos miedo de llegar? Quizás porque los contenidos de nuestra FE nos los han interpretado en clave de miedo. Nos han presentado un juicio severísimo, donde ya no se puede engañar.

Y justamente, porque ya no se puede engañar, ni engañarse, Santa Teresa de Lisieux decía que el atributo que más apreciaba en Dios era “su Justicia”.

El no se puede engañar al juzgar lo que yo consideraba trasgresión y él lo ve como debilidad, limitación, mala cuna que he tenido.

Sus hermanas del convento la juzgaban con poca piedad y la echaban en cara que era una niña mimada y que por las influencias de su familia había entrado en el convento sin tener la edad requerida. Y además que solo valía para barrer los claustros y mal. Pobre criatura, que casi todo lo hacía mal, según sus compañeras. Pero Dios sabe por qué hace las cosas a medias. Que venga su juicio cuanto antes, pues con él todo estará en su sitio, ajustado, justo, en su lugar.

EL FINAL DE TU VIDA Y DEL UNIVERSO VA A SER UNA APOTEOSIS,
LA GRAN GLORIFICACIÓN DE DIOS Y LA TUYA
,
que estarás en tu sitio y no donde te has puesto tú, equivocadamente, no eres infalible juzgándote; ni tampoco en el sitio que te colocó la sociedad, tu familia incluida, que tampoco son infalibles, a Dios gracias. Dios, sí, él es Infalible. Estarás en tu sitio, el tuyo, dando GLORIA a DIOS.

Esto es llegar a la META , esto es llegar al PUNTO OMEGA.

Cuenta y si no estoy mal informado, que Santa Teresa de Jesús, concebía la felicidad de la gloria y el cielo de cada uno de esta manera: “En la plaza del pueblo se encuentra la fuente comunitaria de agua cristalina. Hay mujeres llenando sus cántaros; algunas, después de haber llenado sus cántaros, bien hasta arriba, se iban a hacer algunos “recados” en las tiendas de la plaza.

Y Teresa de Jesús, viendo esta estampa de aquel tiempo, se inventa la historia d e los cántaros.

Había bastantes cántaros de todos los tamaños y llenos hasta arriba. Un cántaro pequeño, con una capacidad de solo dos litros, pero lleno hasta arriba, estaba junto a otro cántaro, también lleno hasta arriba, pero con una capacidad de por lo menos de seis litros.

Le miraba y remiraba, viendo lo grande que era y la mucha, muchísima agua que contenía. Y al final, ¡zas!, entró en conversación con aquel catarazo y le dijo: Ya me podías dar un poco de agua, pues tienes tres veces más que yo… y se quedó mohíno.

El cántaro grande le respondió amable y amigablemente: Tu estás lleno hasta arriba y estás igual que yo. No te cabe más agua. Estás PLENO.

Y el cántaro pequeño se quedó tranquilo y conforme, pues estaba TAN PLENO COMO EL CÁNTARO GRANDE , el de los seis litros.

Todos seremos felices, pues Dios no nos puede crear para ser infelices, desgraciados y condenados para siempre.

Nada de fuegos devoradores, que queman, pero que no te consumen; demonios que te clavan con sus tenedores; olores nauseabundos; visiones horribles que te mantienen en un continuo susto, chillidos y alaridos de monstruos repugnantes…

Será mucho peor que todo eso, pero en otro registro más íntimo, más tuyo, más interior. El PROYECTO de DIOS sobre ti, tú lo has dejado a medio realizar. Eres cántaro de solo dos litros. Esa es tu capacidad de felicidad y de gloria, que es AMOR de DIOS y a DIOS. No cabe más. FELIZ, SÍ, pero en tono menor. PLENAMENTE FELIZ, no puedes desear, ni aspirar a más, solo tu capacidad: dos litros. Hasta arriba, pero solo dos litros.

Hablando a modo humano:

es la decepción de Dios porque no realizaste SU PROYECTO sobre ti. Te quedaste en dos litros.
es tu tristeza porque tu corazón no puede recibir una manifestación de amor, un abrazo de Dios, nada más que de dos litros.

Claro, ésta es una reflexión a modo humano. Caemos fácilmente en esta tentación del pesimismo.

Esta no es una visión, ni un discurso a modo evangélico, en manera alguna.

Dios no nos ha creado para ser desgraciados y condenados, sino para ser felices todos. Judas, también. Porque Dios es la JUSTICIA misma. Y nos pondrá a cada uno en nuestro sitio, en nuestro lugar, estaremos ajustados: unos a los dos litros; otros a los seis, cada uno según la capacidad a la que llegó en el Proyecto de Dios.

Aunque, verdad es, que en esa Nueva Vida, en ese Reino de Dios, no hay sitios, ni lugares, pues no hay espacio, ni tiempo, ni forma, ni peso, ni nada de nada de lo que define y explica la materia y la vida terrena. Es solo un modo de hablar, por analogía humana para entender algo.

Visión realista y no catastrofista. Visión evangélica de Dios. Hay que desnudarle de la idea del Dios del Antigua Alianza, de truenos, rayos y relámpagos. Y borrar de las mentes las interpretaciones tremebundas de un Dios justiciero, no justo, de la Nueva Alianza

PUNTO OMEGA Y EL FENÓMENO HUMANO

Y si te animas, intenta leer unos recuerdos que aprendí hace ya 40 años, cuando me explicaron el libro. “El fenómeno humano” de Theilard de Chardin. Mis recuerdos no son precisos.

Si los entiendes regular, lo tienes claro en el libro, aunque no es fácil de leer sin una preparación adecuada

Punto Omega, es el final apoteósico, de plena y total realización, de suma y total perfección, como esperado y presentido por el ser humano y “la creación entera, que gime como con dolores de parto”, en la esperanza de llegar a ese “alumbramiento”. Es como un “renacer” a una nueva existencia y realidad.

Pero el gran prodigio y misterio de esta hipótesis científica de Theilard de Chardin, es que, cuando lo creado ha dejado su estructura “elemental”, con el bing - bang en el “principio” y llega a una etapa de gran complejidad, llegando a una etapa de evolución super - compleja, de materia oscura, galaxias, estrellas, agujeros negros, vida elemental, toda esa perfección compleja deja emerger en toda esa complejidad estructural, un “algo” de la impronta, del “sello de la casa”, del principio, origen y causa de ese universo. “Algo” que es inmaterial o espiritual: EL SER HUMANO –mente y cuerpo-

En esta etapa evolutiva de todo el universo, esa cúspide compleja en la que aparecen elementos inmateriales, espirituales, es cuando ese “nuevo modo de existir” -mente.cuerpo; materia.espíritu- es cuando vemos o al menos vislumbramos, que así como el pintor deja la huella de su creatividad y de su espíritu en sus cuadros y que por esos rasgos y huellas se le conoce y reconoce, así también ocurre con este Creador artista: en los seres humanos le vislumbramos o vemos en esa mente y en ese espíritu, que no sabemos hasta donde va a poder llegar en su condición de ilimitado o quasi - infinito, semejante, pero no igual que Dios

Ya no es la “sark” o materia animada, -la carne, decimos- sino la “rhua” o lo in-material, rigiendo y dominando cada vez más y más, a este universo, al ir conociendo las estructuras y mecanismos del mismo, incluso en sus caprichos de “incertidumbres”, y en sus estructuras y movimientos “reglados”:
por leyes físicas en la materia.
por el instinto, en los seres vivos con sensaciones: la “sark” –el “cuerpo”
y por la lógica racional y matemática y “la libertad” en la “rhua” -mente humana-.

Al llegar el universo a esta fase de una “complejidad” o perfección adecuada, crítica, en el proceso de su evolución y crecimiento óptico deja emerger, trasparentar, vislumbrar y hasta ver el “espíritu”, lo inmaterial, la mente, la impronta de la naturaleza del Creador.

CONCLUSIÓN

El prodigio y misterio es que el ser racional puede en su ejercicio de la libertad y decisión:

1- “ACELERAR EL “TIEMPO” de esta apoteosis o PUNTO OMEGA
2- Puede llegar en el “TIEMPO FIJADO”
3- Lo que no podrá nunca, a pesar de las apariencias coyunturales, donde parece que vamos a la Hecatombe , es IMPEDIR QUE TODA LA CREACIÓN, SER RACIONAL INCLUIDO, lleguen al PUNTO OMEGA O APOTEOSIS.

La gran responsabilidad del ser humano es que con su mente y su libertad puede hacer que toda esta humanidad llegue antes de la “HORA FIJADA EN EL RELOJ DEL MUNDO POR EL CREADOR a su realización plena, habiendo logrado para ese entonces el dominio del universo, porque éste es el PROYECTO de DIOS: CRECED – MULTIPLICAOS – DOMINAD EL UNIVERSO

Edu, piariste

La HOMILIA del 33 DOMINGO TO. –B

Esta Introducción le sirve de marco referencial y fondo de sus ideas a la HOMILIA del 33 DOMINGO, TO – B

1ª.- Lectura Daniel 12, 1-3
2ª.- Hebreos 10, 11-14.18
3ª.- Marcos 13, 24-32


Último domingo del año litúrgico de la Iglesia católica. El próximo domingo, la Iglesia y nosotros con ella, celebraremos la apoteosis, el triunfo glorioso de Cristo, Rey del universo y de la vida.

Celebraremos la gloria esplendorosa de esta creación y de la humanidad, transformada y glorificada por la divinidad de un Dios Trinidad: Padre, Hijo y Santo Espíritu, que es Todopoderoso, que no puede fracasar, -dejaría de ser Dios- que es bueno y que nos quiere muchísimo, en expresión de la misma Biblia, al decirnos que nos quiere, fijaros bien: "como a las niñas de tus ojos". Llenaros, pues, de alegría y de paz, hermanos.

Este es, pues, el último domingo de este año cristiano. Un año más y un año menos. Un año más, de minutos, días y semanas, tenemos todos en nuestra edad. Los niños y jóvenes se ponen contentos de tener un año más. Con cuanta ilusión queremos cumplir 10 años, cuando tenemos solo 7 años; o 15, cuando tenemos 13; o 21, cuando tenemos 17, porque nos consideran, entonces, mayores de edad. Somos importantes, porque ya no somos “chiquillos”.

¡Todos tenemos un año más! También todos tenemos un año menos. Un año menos nos falta para llegar al final. Para los que no creen, es un año menos para llegar al desastre total de la vida con la maldita muerte inevitable, según ellos. Para los que creen, un año menos para llegar a la meta cual buenos atletas, y contentos de llegar a la meta, porque allí encontraremos todo lo que en esta vida esperábamos… Y mucho más. Como dice San Pablo, escribiendo a su amigo Timoteo en segunda carta (4, 6-8).
"Yo estoy a punto de que me llegue la muerte y se acerca el momento de mi partida. He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, siempre he sido fiel a la fe. Desde ya, me está preparada la corona de los santos con que me premiará aquel día el Señor, justo juez: y conmigo la recibirán todos aquellos, que han esperado su venida gloriosa.”

A ti ¿te asusta, te ilusiona o te deja indiferente haberte aproximado 365 días de tu final? Sabes los días de tu vida, que han pasado, que has vivido. Lo malo, es que no sabes los que te quedan para llegar al final, porque "el día y la hora nadie la sabe, ni los ángeles del cielo". Y lo peor y lo mejor es que según el profeta Daniel:
"Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para la vida eterna. Otros para ignominia perpetua",
y esta afirmación, tener en cuenta, que no la digo yo, sino el mismo Dios por boca del profeta Daniel.

Y es normal esta sentencia de Dios, pues, ya que en este mundo no se no se hace justicia perfecta, como todos deseamos y queremos y hasta lo gritamos en múltiples manifestaciones, al menos, que podamos vivir con la esperanza, que al final, justicia perfecta se hará, porque no es posible, que criminales a sueldo o violadores salvajes, que si Dios los perdona y los salva del desastre eterno, porque Dios es todo bondad y misericordia, y no se lo vamos a discutir, porque hay que entender eso del infierno de manera positiva, como Santa Teresa de Jesús y hoy no lo cuento; que tengan, pues, esos criminales, la misma recompensa y la misma gloria que la Virgen María, dolorosa y afligida como nadie, al pie de la cruz, o que los apóstoles, o los mártires o nuestra abuela, que fue una santa y ya va de camino, si es que ya no ha llegado a su glorificación.

En este domingo, se trata de profundizar e interiorizar la idea esperanzadora de que nuestro final, a pesar de todos los pesares, va a ser una apoteosis, que va a glorificar a Dios. Dios se va a “experimentar Dios”, por su triunfo, por su éxito irrecusable en esta creación esplendorosa, que habrá alcanzado la perfección total y absoluta. Y no puede ser de otra manera, pues si no, Dios, el Absoluto no sería ni Absoluto, ni Omnipotente… ni Dios, ni nada.

Habrá llegado a ese Punto Omega, del que nos habla el antropólogo y etnólogo, Theilard de Chardin.

Según él, toda la Creación, seres humanos incluidos, salimos de las manos del Creador y llevamos su sello, su impronta, como la huella que deja de su creatividad y de su espíritu, el pintor en sus cuadros y que por esos rasgos y huellas se le conoce y reconoce.

Todo este Universo va camino de su perfección total y plena en su desarrollo, crecimiento o evolución en la complejidad de sus estructuras, a un ritmo o velocidad de crucero, conforme con la propia naturaleza que Dios le imprimió. Es lo que él llama el final apoteósico (divinización) o Punto Omega… Y le llama Omega, porque la letra final del abecedario griego es la letra Omega.

Punto Omega, os repito, es el final apoteósico, de plena y total realización, de suma y total perfección, como esperado y presentido por el ser humano y “la creación entera, que gime como con dolores de parto”, en la esperanza de llegar a ese “alumbramiento”. Es como un “renacer” a una nueva existencia y realidad.

Se nos habla de este final de la vida y del mundo, este llegar a la META o PUNTO OMEGA en forma o estilo apocalíptico, y de revelación sobrecogedora, "porque serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora", el profeta Daniel nos abre la puerta a la esperanza de un más allá. Que la muerte no es el final desastroso, no es el fracaso total.

En su tiempo, el pueblo de Israel, con los hermanos Macabeos a la cabeza, sufre acoso, muerte y derrota por la persecución sangrienta de los Antioco, reyes de Persia.

Hoy, nosotros, sufrimos también descalabros y desesperanzas en esta sociedad moderna, donde a veces perdemos las ilusiones y hasta las mismas esperanzas, y nos dan ganas de echarlo todo a rodar, cuando vemos cómo la inmoralidad y procacidad nos las imponen en los mismos hogares, a través de la pequeña pantalla, jugando con nuestros instintos y pasiones y destruyendo la moral de nuestros hijos, niños y jóvenes.

Cuando vemos que grupos fuertes de narcotraficantes imponen su ley de muerte con la venta de drogas por toneladas, enfrentándose y amordazando a los mismos gobiernos, que nosotros hemos elegido para que nos administren con honestidad y justicia y para que nos defiendan.

Cuando vemos también y sufrimos tantas injusticias, sintiéndonos impotentes y derrotados, como aquel pueblo de Israel ante la persecución a muerte del rey Antioco Epifanes.

Pero de la misma manera que a los israelitas el profeta Daniel les abrió a la esperanza del triunfo, con la promesa de una nueva vida, de la resurrección, que la vida, pues, no termina con el desastre de la persecución y de la muerte, nosotros también, hoy, al acabarse el año litúrgico, como se acabará nuestra vida terrenal, nos sentimos invadidos por la esperanza alegre de la venida triunfal del Hijo del Hombre: "Cristo Jesús, sobre las nubes, con gran poder v majestad: enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos del extremo de la tierra al extremo del cielo".

¿Quiénes son los elegidos? Los que están inscritos en el libro, nos ha dicho el profeta Daniel. Y ¿quiénes están inscritos en el libro? Los que dan, no lo que les sobra de su tiempo, de su vida, de su dinero, sino los que dan su vida, su tiempo y su dinero, como la viuda del domingo pasado, que echó en el arca de las ofrendas del templo todo lo que tenía para vivir. Se quedó sin nada. Solo le quedó la esperanza de que Dios llenaría su corazón y quedaría así inscrita en el libro de los elegidos para la vida eterna, porque en su corazón, llevaba toda su esperanza: el mismo Dios

¿Quiénes están inscritos en el libro de la resurrección? Los que gritan a Cristo con confianza y amor para ver el verdadero sentido de la vida, como el ciego de Jericó, Bartimeo y siguen después a Cristo, como él lo siguió hasta Jerusalén, hasta el Calvario, a diferencia de aquel muchacho rico, que no lo pudo seguir, porque prefirió sus riquezas y se quedó triste con ellas, pues había perdido lo mejor, a Cristo

¿Quiénes están inscritos en el libro de la nueva vida? Los que sirven a todos y ocupan siempre el último lugar.

¿Quiénes están inscritos en el libro del juicio final? Los que no cometen adulterio y son fieles a su cónyuge, a la vida y al trabajo de cada día de manera responsable.

¿Estoy inscrito en este libro? Porque sería un desastre despertar de la muerte para ignominia perpetua, nos ha dicho Daniel, el profeta. "Que la ciencia consumada es que el hombre bien acabe. porque al fin de la jornada. Aquel que se salve sabe v el que no, no sabe nada".

Hay, pues resurrección, hay vida eterna, hay esperanza, porque hasta los que dudan haya algo y no acaban de creer, no conciben y no aceptan en cambio, que los mismos muertos queden para siempre tristes, para siempre solos, para siempre muertos, como nos lo expresa y con profunda tristeza e inquietud, Gustavo Adolfo Bécquer, al decirse e interrogarse y al decirnos, a su vez a nosotros:
"¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es vil materia,
podredumbre v cieno?
No sé, pero hay algo
que explicar no puedo,
que a la par nos infunde
repugnancia y miedo,
al dejar tan tristes,
tan solos, los muertos".

No puede ser… tiene que haber vida eterna, tiene que haber resurrección.

Necesitamos hoy, celebrar la Eucaristía para dar gracias a Dios por la puerta que nos ha abierto a la esperanza con la resurrección.

Su vida, su ser que es alimento eucarístico, fortalecerá nuestro corazón para servir, para gritar y ser fieles a nuestros compromisos sacramentales a partir de nuestro bautismo y lograr así estar inscritos en el libro de la vida, en el libro de los elegidos.

Y gritar, decir, sentir y vivir de verdad, aquellos sentimientos de Santa Teresa de Jesús:
Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Edu, piariste

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